martes, 25 de noviembre de 2008

El rincón iluminado de las mentiras


Es una calle, una ancha avenida, con una hilera de árboles a cada lado, ahora los están podando, porque al llegar el otoño y dado el gran tamaño de los árboles, las hojas se caen a lo bruto, con ramas que se han secado y todo, y sus lagrimitas verdes se meten por todas las puertas, bajos, planta bajas, comercios.

Todas las dependientas salen a barrer por las mañanas, y se saludan, ¿cuántas hojas hay hoy verdad? y solo responde la barrendera: digo, que si que recojo las que puedo, a ver si acaban de podar todos los árboles, es culpa de los coches que no hacen caso a las señales de poda y aparcan y la maquina no puede acercarse a podarlos.

Enfrente de la tienda de confecciones Maria's Look's hay un rincón, con un árbol todavía con muchas ramas, y hay un contenedor, es de día, y está iluminado, y se suelen parar las personas a charrar, a veces María cuando sale a fumar escucha historias fugaces: el niño de la Juani que se pego un porrazo al caerse del columpio, el tío Antonio que esta otra vez malito, el yonky de la esquina que lo han vuelto a pillar la policía, el hijo del José que lo arrestó la guardia civil robando en el centro comercial. A la Lola que le ha robado el coche....

Enfrente de la tienda de confecciones Mara's Look's hay un rincón, con un árbol todavía con muchas ramas, y hay un contenedor, es de noche, pero el rincón sigue iluminado, y se suelen parar las personas a charrar: no sé porque mi hijo empujó al niño de la Juani, creo que quería su juguete Gi Jou, pero no tengo dinero para comprarle uno. Al tío Antonio lo han tirado de sus casa las autoridades, ha dicho que esta malo y ha cogido un tren hacia el pueblo donde nació, confía en que la casa no este del todo en ruinas y confía en la generosidad de sus vecinos para ir tirando hasta que le concedan una ayuda, al menos para comer, por ahora ha dicho que se ha puesto enfermo otra vez y que no lo verán en un tiempo.

Al yonki de la esquina lo delató un alto funcionario, porque ya no le quiso fiar más (total, volverá en unos meses). Al hijo de José lo han pillado ya 4 veces robando en el centro comercial, sus padres se pasan el día trabajando, el se hace la comida y la cena y cuida de su hermana pequeña, pero él es demasiado niño para cuidar de alguien aún más joven, casi no sabe escribir y le cuesta mucho leer. A la Lola no le han robado el coche, es el que está enfrente de la tienda de confecciones, solo lo ha dejado ahí para que le llamen y le avisen, necesita desesperadamente un mínimo de atención.

Enfrente de la tienda de confecciones Maria's Look's hay un rincón, con un árbol todavía con muchas ramas, y hay un contenedor, el árbol sigue llorando hojas, por las mentiras que escucha, no de los que se paran a charrar a su lado, sino por la hipocresía que le muestra la vida cotidiana, a su lado siempre se está iluminado, porque las palabras enmascaradas o no, siguen siendo escuchadas.


Laura Sánchez

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