viernes, 7 de noviembre de 2008

EL QUESO DEL REVÉS.


Aquella mañana, África, una niña de 3 años se levantó con una especial ilusión y nada mas poner un pie por el suelo al levantarse miro por la ventana y observó aquel escenario que le fascinaba pero que al mismo tiempo no entendía completamente. De fondo estaba el horizonte, que servia de apoyo a un mar en calma y especialmente azul, el sol radiaba como solo lo hace los mejores días de agosto y al otro lado las montañas formaban a lo lejos un telón de tierra rojiza que cerraba de una forma perfecta el paisaje.


Unos minutos después la madre de África entro por la puerta y vio a la niña hipnotizada con el paisaje y le preguntó por lo que estaba pensando: "-Mamá, no entiendo como se creo todo esto"…la primera reacción de la madre fue explicarle científicamente temas relacionados con las placas tectónicas, las leyes de la gravedad o los movimientos de rotación y traslación pero además de ser demasiado pequeña para hacerle entender esto no quería romper la esencia del momento, la segunda opción era hablarle de Dios, pero ni siquiera una niña tan pequeña merecía oír esa sarta de patrañas, finalmente decidió contarle una versión mas acorde con el momento que estaba viviendo su hija.


Primero le habló de las montañas explicándole que eran similares a unas mantas gigantes, por un lado nos cubren a nosotros del frío, explicaba a su hija, y por otro lado arropan a las especies que viven en ellas. En segundo lugar se animó con el mar y el horizonte explicándole que la tierra es como un globo de agua "- Si el globo de agua estuviera suspendido en el aire y filtrara agua lentamente llegaría un momento en que sería todo agua, además si girásemos ese globo habría veces que se vería la boca por donde lo hinchamos y a veces no, en ocasiones solo veríamos el perfil del globo redondo, como la tierra". África con la boca medio abierta parecía que estaba entendiendo lo que le explicaba su madre y le dijo:" Entonces vivimos en un globo de agua gigantísimo que para poder proteger a los animales tiene mantas de las mas gordas puestas de forma que nos protejan, ¿no?. ".


La madre asintió y cuando giro la cabeza para salir de la habitación la niña dijo:"¿y el sol?¿Qué es el sol?. La madre lo pensó durante unos segundos y le respondió: "Un queso", ¿¿?¿? África le miró con cara de duda y le dijo que un queso no podía ser porque había visto en la tele que el solo no era totalmente redondo, entonces la madre asintió de nuevo y le dijo:"Si, es un queso, un queso de bola del revés".En ese momento la niña volvió a mirar por la ventana, esta vez mirando fijamente al sol, bueno al queso del revés.



Paco Macías

martes, 4 de noviembre de 2008

el queso del reves


Erase que se era si aun se es......

Un queso muy listo, listisimo.
El queso habia estudiado en una universidad muy cara llamada Harvgounda, en una ciudad cruzando el ancho mar, lejos lejos tan lejos que sus padres le mandaban cartas de queso y pocas veces le llegaban, menos mal que existia el fax...

En su cara universidad, se licencio en empresariales y se especializo en marketin, cinco años estudiando, alimentandose de leche y fermentando, fermentando cinco largos años rodeado de otros quesos y grandes barriles de leche. Por lo tanto se hizo un queso muy grande.

Entonces, ese gran dia que que era un queso hecho y derecho salio al mundo con una idea: ganarse la vida como mejor le habian enseñado. Asi que fue a una tiendecita y dijo... ofrecedme a los clientes, yo os puedo contar mi secreto de fermentacion y cuando crean que me compran a mi, pues yo me doy la vuelta, por detrás no existo, asi que detras de mi podeis poner a un queso disfrazado.

Este queso se creia muy listo por no tener parte de atrás, creia que podia reirse de toooodo el mundo. Y asi fue durante un tiempo, firmo un contrato, del cual, con la ilusion de su primer empleo y creyendose tan genial, se le olvido mirar la fecha de cancelación.

Asi que el queso iba todos los dias y se sentaba en el escaparate del a tienda a saludar a la gente, y todo el mundo se sentia atraido por el queso, y todos querian comprarlo, pedian una gran suma por el y luego el se ponia del reves y como no veían nada todos creian que se llevaban ese queso tan apetitoso a casa.

Tambien visitaban el mostrador muchas quesitas, y querian ese quesito, pero como no le conocian cuando lo compraban creian que se llevaban el de verdad, y pensaban, pues a mi me habia parecido mas listo y mas sabroso en el escaparate!!!

Y el se reia y se reia al llegar a casa de todas las personas que engañaba y de todas las quesitas que creian que dormian con el y se lo comian poco a poco cada noche.

-que tontas pensaba, se lo tienen merecido... juas juas juas.

Pero pasaron los años, y el queso se empezo a encontrar muy solo, tenia mucho dinero pero no podia decir quien era porque todos creian que lo tenian en casa ademas, cuando salia y intentaba ligar con las quesitas al darse la vuelta como no exisita ellas creian que habia sido un espejismo o que se lo habian imaginado.

Un dia vino a la tienda una quesita que le encanto, y penso que ese era el momento de ser vendido de verdad, asi que se escapo del escaparate y le dijo al dueño que queria acabar su contrato y queria irse con esa quesita. Era una quesita que veia pasar todos los dias, que ni siquiera iva a comprarlo a el, pero que el le convenceria, porque estaba ilusionado de que esa noche y todas las noches la quesita se lo comiera poco a poco.

Sin embargo, el dueño saco su contrato con un semblante muy serio dijo:

-Firmaste un contrato de por vida, no puedes ser vendido ni irte de la tienda, sino perderas todo lo que has ganado, como pone en la letra pequeña.

Acto seguido, se convirtio en una gran sombra y se rio estridentemente, soy tu carcelero, soy el dueño de tus mentiras y tus risas, soy tu jefe, el unico que ha sido mas egoista y egocentrico que tu en este tiempo, soy tu parte de atrás, lo que no ven los clientes y por eso te quieren comprar.....

El queso se asusto grito y lloro y echo a correr, fue corriendo hacia la montaña mas alta, y se puso cara al sol para derretirse y dejar de existir. Asi murio.
Del queso al revés quedo solo su parte de atrás: una sombra egoista y egocentrica que vaga por la tierra buscando comerse el revés de algun otro queso para convertirse en su parte de atrás malvada y ganar mucho dinero.


Laura Sanchez

El queso del revés


Llueve, el golpe de las gotas en las tejas hace que la casa se convierta en una caja de música, una antigua caja de música, donde la bailarina con el paso del tiempo se canso de bailar, de girar siempre hacia el mismo lado. Sentada junto a la ventana de la cocina, junto a su cristal empañado, donde no se ve nada, mirando hacia ningún lugar. Y un olor a lluvia y a queso curado, un queso que le traía demasiados recuerdos, a él solo le gustaba ese queso, el de la etiqueta roja, no quería otro queso. Se fue, y no le dio tiempo ni de acabarse el queso, desde el día que se fue Rosa puso el queso del revés, hay tantas cosas que le recuerdan a él, es tan dolorosa su ausencia que no puede deshacerse de todo de repente, ahora está el queso del revés en la cocina, algún día estará el queso del revés en el comedor, otro día el queso del revés esperara en la entrada, y un día se marchara, su etiqueta, su olor y las gotas que golpean las tejas.

Verónica Francés

El Queso Del Revés


Era el mediodía de un viernes, finalizaba la semana laboral, de retorno a casa se encendió la luz de la reserva de la moto y a la vez la de mi estomago.

Mientras subía las escaleras, llego un fuerte olor a queso, lo cual avivó mis ganas y me quito la duda de que comer. Entré y fui directo a la nevera, pero nada y en cada armario obtenía el mismo resultado. Mi olfato no me engañaba, pero cierto es que parecía no venir de la cocina.

Recorrí la casa buscando el rastro mientras mi estomago rugía, pero nada, me veía estúpido en el espejo del baño mientras rebuscaba en el armario que lo rodeaba. Al final en el sofá del comedor encontré la respuesta, los pies de mi hermana. Tal vez para Quagmire hubiese sido su mejor comida, para mí no, eso sí consiguió el propósito principal del queso, me quito el hambre.


Toni Mejías

EL QUESO DEL REVÉS


Era una ciudad muy lejana, abandonada de ruidos, contaminación, y personas, pues en ella vivían ratones, decenas de familias de ratones:
la familia Pérez que vivía en una madriguera hecha con dientes humanos, que su dinero le había costado al cabeza de familia, que ya mayor, era ayudado por su hijo en sus labores, la familia Mouse que vivían en una madriguera digna de un cuento de Hadas, en otra casa hecha de vísceras de gato vivía solitario un ratón, Rasca, aunque de vez en cuando iba a verlo un "amigo" que mas bien parecía todo lo contrario, la madriguera de Rasca, acaba sucia y llena de trastos cuando el gato Pica, que supuestamente era su amigo, iba a verle, en otra madriguera, vivía Tom, que como Pica, tenia un amigo gato, Jerry, que también le hacia la vida imposible, en el poblado no entendía la forma de divertirse de estos cuatro…, en otra madriguera vivía un ratón solitario, que no paraba de recordar a los demás que tenían q supermvitaminarse, se comentaba en el lugar que estaba loco y creía tener poderes, se hacía llamar súper ratón… ,y por último en una madriguera hecha de queso, vivía nuestra familia protagonista, la familia Peleona, eran 5 miembros, padre, madre y sus tres hijos .Los vecinos los llamaban la familia del queso del revés, eran muy queridos en el pueblo, pues nunca se metían con nadie.

Pero esta familia tenía un problema, cada dia su casa era mas pequeña, cada día entraba mas frío por su queso/madriguera, y esto se debía a que la gente del poblado, cada vez que pasaba por su puerta, cogía un bocadito de ese queso apetitoso, por lo que siempre, una vea cada dos meses, al padre de familia le tocaba andar mucho hasta la ciudad humana mas cercana, y coger un queso que pudiera servirles de madriguera, de esos con agujeros que tanto gustaban a todos sus vecinos.


Dicho sea, en el poblado de ratones, tenían cierto pavor a los humanos, que siempre buscaban tretas para atraparlos y matarlos, no comprendían por que, una especie tan grande, en comparación con ellos, pudiera temerles hasta ese punto. A todos excepto a Pérez y Mouse, a los cuales los niños humanos adoraban.


Ésta vez pasaban los días y el cabeza de la familia peleona no volvía con el queso, en el poblado estaban preocupados, así que decidieron salir en su busca, recorrieron casas de humanos, y ni rastro de él, miraban incluso en el cubo de la basura por si lo habían matado con una de esas espantosas trampas, pero nada de nada, Mickey Mouse, decidió preguntar a los niños de cada casa, hasta que uno de ellos confirmó haberlo visto, lo había cazado el padre de un amigo suyo, era científico y lo había llevado en una urna de cristal al trabajo.


Los intrépidos ratones buscaron el lugar de trabajo de éste científico, pero fue difícil colarse, con un poco de maña y haciendo uso de las habilidades de cada uno entraron, y en efecto, junto a otros muchos ratones (que sería de otros poblados) y algún otro animal, allí estaba su amigo, una vez localizado tenían q intentar salvarlo y de paso dejar en libertad al resto de animales.


Estaban todos en una mesa ancha, larga y llena de trastos, tubos de ensayo, vasos redondos q contenían líquidos de colores, muchos papeles, bolígrafos…, y estaba el científico muy cerca, debían de tener cuidado de no tirar ni romper nada, pues podrían oírles, así que idearon su plan.


Súper ratón pudo demostrar que eran ciertos sus poderes, y subió volando a la mesa, con Rasca en brazos, a su vez Rasca llevaba una de sus hachas, con las que solía jugar con su amigo Pica, con ella empezó a abrir una por una las urnas de la mesa, dejando libres a cientos de animales, entre ellos a su amigo, después organizaron la huída, puesto que el científico seguro que había oído el ruido de cristales rotos, pero pudieron escapar ante el desconcierto de tanto animal suelto y enfadado.


Una vez en el poblado, después de haber traído a casa de la familia del queso del revés un queso, decidieron no volver a comerse su casa, y que cuando alguien quisiera queso, todo el pueblo iría unido a casa de los hombres a recoger quesos, así no sería sólo su amigo quien se jugara la vida.



Maka Mejías

El queso del revés.


Hubo una vez una familia de quesos normal y corriente como todas las familias de quesos del mundo.

En ella estaban papá queso, mamá queso, la hijita queso y el hijito queso. Vivian en el banco de una cocina muy sencillita y acogedora, pero el hijito queso tenía un pequeño problema, toda su familia le llamaba el queso del revés porque nunca quería ser comido por nadie, cosa que el queso no entendía.

Era un queso aceitoso pequeño y muy apetitoso, y sin embargo nadie quería hincarle un diente.

Un día el pequeño queso le preguntó a su mamá la señora queso que porqué nadie quería probarlo y su mamá le dijo claramente: por fuera eres un queso estupendo pero, por dentro siempre vas a contracorriente, te quejas de todo y eso hace que tu exterior por muy bien que tu lo veas, no sea querido por nadie.

El pequeño queso no lo entendía, él quería ser comido como toda su familia, así acabarían todos en el mismo lugar.

Un día la niña pequeña de la casa fue a coger un trozo de queso del banco de la cocina y se dio cuenta que solo quedaba el pequeño queso.

Aún teniendo muchísima hambre no lo cogió. Al día siguiente volvió y al ver el mismo queso tampoco lo cogió.

Así paso una semana y el pequeño queso ya desesperado hizo lo que le habían prohibido siempre, hablar con un humano.

Cuando la niña se acercó al banco para ver si había más queso el quesito le dijo: Perdona , no quiero asustarte, pero creo que debería hacerte una pregunta.

La niña le dijo que por supuesto y entonces el queso le preguntó: ¿Por qué nunca me coges? ¿tan malo soy de sabor? ¿tan mal aspecto tengo?

Y la niña lo cogió y le explicó que él era un queso del revés, un queso especial, un queso que por mucho que le dieras la vuelta no podías comértelo.

El queso no entendía nada de nada. Entonces la niña le dijo que lo había estado observando desde su entrada a esa casa, y que cuando creía que no lo escuchaban, ella lo hacía. La niña se había dado cuenta de que era el único queso auténtico y original. Que por mucho que su mamá quisiera que hiciese lo que ella quería él no podía hacerlo porque tenía pensamientos propios. Lo puso en un bonito pañuelo naranja y se lo llevó a su habitación.

A partir de ese momento se hicieron amigos inseparables.

Por fín el queso comprendió que gracias a como había sido no había dejado de existir.

Todo grácias a ser uno de los pocos quesos llamados El Queso Del Revés.

Yo desde entonces los escucho por la noche a ver si alguno se anima a hablarme…FIN.


Merxe.

El queso del revés


Era un queso todo agujeros, un queso de esos holandeses, uno que habían descubierto unos científicos es unos novedosísimos avances sobre el queso. La fermentación de este, llegaba hasta el punto en el que el queso desaparecía y quedaba un olor característico muy fuerte, como un queso viejo curado de oveja, pero a lo emmental.

Los expertos en quesos decían que era una delicatesen. Pero poco a poco se convirtió en un queso normal y corriente, ya todo el mundo podía comprarlo, ya no era ese manjar especial reservado para las navidades, pero aun así era un queso muy especial, para los verdaderos amantes del queso.

Lo vendían en una cajita de madera, lo suficientemente cerrada para que no se escapase el queso, y con la suficiente respiración para que el queso mantuviese su más autentico aroma.

Había que comérselo rápido, porque si lo dejabas al aire desaparecía. No lo podías comer en el almuerzo, por que cuando mordías el bocadillo, el queso se había escapado y ya solo sabia a pan.

A veces duraba poco, porque se escapaba y no olía nada la cajita, pero si tenias cuidado, duraba mucho, mientras oliese, había queso.

No se podía comer en ensalada, ni se podía hacer una salsa ni echar a un guiso, porque siempre se escapaba. Ni siquiera servía para las trampas de los ratones.

Pero era un queso de esos que les gustaba a quien le gustaba el queso. Unos decían que sabia tal y como olía, otros decían que era muy dulce y que cuanto más fuerte era su olor, más dulce sus sabor, como comer un albaricoque relleno de miel. Hay gente que decía que no le sabía a nada y que para lo mal que olía, no merecía la pena. Otros decían que sabía algo de las abejas (no se sabe si se referían a la miel).

Era un queso que existía antes, pero que desapareció. No desapareció de una manera espectacular y repentina, si no que la gente lo fue olvidando. Decían que los artesanos y fabricantes, acostumbrados a su olor, lo dejaron escapar sin querer en un despiste, y vendieron cajas vacías, acostumbrados a su olor, pensando que estaban llenas, pero la gente se dio cuenta, lo dejaron de comprar poco a poco y se olvido. Otros decían que se olvido por que ni se tocaba ni se veía, como muchas cosas que se olvidan si no las vemos o las sentimos en las manos. El caso es que desapareció y no se recuerda la receta, o no se quiere recordar, como muchas de esas cosas que desaparecen o se olvidan y no se vuelven a buscar, porque ni se ven, ni se sienten con las manos.


Noelia Marín

lunes, 3 de noviembre de 2008

El Queso del Revés


Los quesos, como la luna, tienen su lado oscuro. La diferencia es que el lado oscuro de los quesos por lo menos se ve. Negro, pero se ve. El de la luna no, simplemente, no se nos muestra.


Cuando le dabas la vuelta al queso, pasaba que no había forma de hincarle el diente. Y, de todas formas, quién demonios hubiera querido, con esa superficie negra como el negro más negro. Pero a Yago se le metió en la cabeza que le apetecía, y ahí estaba. Acercándose el lado oscuro del queso a la boca, una vez, y otra. Y otra más.


Y nada. Que no.


Lo que sucedía es que cuando lo tenía rozando los labios y mordía, era como si diera una mascada al aire. La materia estaba ahí, la tocaba con las manos. Si la acercaba a los labios cerrados, sentía su roce. Pero si mordía, ¡plof!, no había nada.


Ese era el problema con los quesos del revés. Y Yago estaba tan interesado en conseguir morder el lado oscuro del queso porque el lado común que todos conocemos se estaba ya acabando. Y solía suceder que cuando se acababa el lado luminoso del queso, desaparecía el lado oscuro automáticamente. Por eso Yago quería aprender a morder la otra parte del queso. Para sacarle más provecho.


Entonces se le ocurrió la idea.


Pensó que debía tener que ver algo con los colores.


Si el blanco se podía morder, y el negro no, quizá si consiguiera hacer una mezcla de los dos resultara una masa homogénea que poder llevarse a la boca, aunque con menos propiedades nutritivas. Pero algo.


Así que cogió el queso. Le ató una cuerda alrededor y lo cogió por un extremo de la cuerda, dejándolo colgante. Luego, le dio una pasada rápida con la mano para que empezara a girar y a girar, ayudándole para que fuera cada vez más rápido. Hasta que el negro y el blanco se mezclaron en un tono gris.


Luego lo desató.


Probó a hincarle el diente, y comprobó que la idea le había salido bien.


Y aunque le supo un poco más soso de lo normal, se pegó una merienda de agárrate los pantalones.


Y fue mejor que comer perdices.


Daniel Canelo Soria