Después en un profundo sueño, Calo Ruiz despertó aquel día y a su alrededor no había nadie. Después de repasar con la mirada la habitación en la que se encontraba y asumir lo desconocido de aquel lugar levantó la mirada e intentó entender la fecha y hora que marcaba aquel viejo reloj de pared: –"Las diez y cuarto", pensó Calo, aunque no acertaba a saber si el mes, día o incluso año eran correctos.
Unos minutos mas tarde, Calo, movido por el hambre y las ganas de salir de aquella cárcel de madera intentó ponerse en pie con tan mala suerte de que al intentar apoyar el pie derecho flaqueo y acabó con la cara en el suelo mientras pensaba en lo ocurrido. Poco después y alertados por el ruido se empezaron a oír pasos subiendo la escalera y Calo levantó la mirada para ver quien entraba en el dormitorio.
La primera persona que entró en el dormitorio era un niño de unos doce años que Calo no conocía de nada, inmediatamente pensó que su amnesia posiblemente provocada por el coma le impedía recordar una cara con claridad pero su asombro y dudas le bloquearon cuando vio entrar por la puerta a su mujer, ella le miró con cara de pánico y giro la cabeza, Calo no entendía nada y arrastrándose salió de la habitación mientras la tercera persona entraba por encima suya al cuarto. El miedo le hizo salir del dormitorio y dejarse caer escaleras abajo, entre golpes y volteretas hasta acabar extendido boca arriba encima de una alfombra que si le resultaba familiar y en el centro de un comedor que si conocía.
Rápidamente, las tres personas bajaron las escaleras empezaron a rodearle: su mujer, un niño y…en ese momento escucho a su mujer decir en voz muy baja al tercer individuo que se acercaba: "¿Crees que nos conoce Calo?". Parecía imposible pero tenía ante sus ojos a Marien, su mujer, a un niño que no lograba recordar y a ¿Calo?, ¿a si mismo?. Calo desde el suelo ante aquella situación sin fuerzas en el cuerpo ni lógica para entenderlo se quedó mirando a la lámpara del techo intentando verse la cara en el reflejo del plafón aunque la venda que le tapaba los ojos se lo impedía, a partir de ese momento y tras sentir un pinchazo en el hombro notó las fuerzas le menguaban hasta que perdió de nuevo el conocimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario