martes, 4 de noviembre de 2008

El queso del revés


Era un queso todo agujeros, un queso de esos holandeses, uno que habían descubierto unos científicos es unos novedosísimos avances sobre el queso. La fermentación de este, llegaba hasta el punto en el que el queso desaparecía y quedaba un olor característico muy fuerte, como un queso viejo curado de oveja, pero a lo emmental.

Los expertos en quesos decían que era una delicatesen. Pero poco a poco se convirtió en un queso normal y corriente, ya todo el mundo podía comprarlo, ya no era ese manjar especial reservado para las navidades, pero aun así era un queso muy especial, para los verdaderos amantes del queso.

Lo vendían en una cajita de madera, lo suficientemente cerrada para que no se escapase el queso, y con la suficiente respiración para que el queso mantuviese su más autentico aroma.

Había que comérselo rápido, porque si lo dejabas al aire desaparecía. No lo podías comer en el almuerzo, por que cuando mordías el bocadillo, el queso se había escapado y ya solo sabia a pan.

A veces duraba poco, porque se escapaba y no olía nada la cajita, pero si tenias cuidado, duraba mucho, mientras oliese, había queso.

No se podía comer en ensalada, ni se podía hacer una salsa ni echar a un guiso, porque siempre se escapaba. Ni siquiera servía para las trampas de los ratones.

Pero era un queso de esos que les gustaba a quien le gustaba el queso. Unos decían que sabia tal y como olía, otros decían que era muy dulce y que cuanto más fuerte era su olor, más dulce sus sabor, como comer un albaricoque relleno de miel. Hay gente que decía que no le sabía a nada y que para lo mal que olía, no merecía la pena. Otros decían que sabía algo de las abejas (no se sabe si se referían a la miel).

Era un queso que existía antes, pero que desapareció. No desapareció de una manera espectacular y repentina, si no que la gente lo fue olvidando. Decían que los artesanos y fabricantes, acostumbrados a su olor, lo dejaron escapar sin querer en un despiste, y vendieron cajas vacías, acostumbrados a su olor, pensando que estaban llenas, pero la gente se dio cuenta, lo dejaron de comprar poco a poco y se olvido. Otros decían que se olvido por que ni se tocaba ni se veía, como muchas cosas que se olvidan si no las vemos o las sentimos en las manos. El caso es que desapareció y no se recuerda la receta, o no se quiere recordar, como muchas de esas cosas que desaparecen o se olvidan y no se vuelven a buscar, porque ni se ven, ni se sienten con las manos.


Noelia Marín

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